“no lo voy a negar: con dos hijos cuesta encontrar intimidad en la pareja”
Aunque aumentó 18 kilos en el embarazo, a dos meses de haber tenido a Indio, su segundo hijo, la modelo de Multitalent luce increíble. En su casa del Tigre cuenta su vida junto al empresario Nicolás Paladini, de cómo recuperó su cuerpo con la danza, del musical infantil que protagonizará en teatro, y de su nueva temporada en ShowMatch. “En tres años en Bailando, la única amiga que tuve fue Luli Fernández”, dispara.
Lo mío funciona como una mini pyme. Siempre lo digo”, asegurá Rocío Guirao Díaz (26) y es fácil constatarlo. Con poner un pie en su casa de un barrio privado en tigre se nota cómo Laura, su mamá, está en todo para que pueda hacer las fotos con tranquilidad, y cómo Nicolás Paladini (32), su marido desde diciembre de 2008, la secunda en cada movimiento y está atento a lo que necesite, aunque prefiere no estar en las fotos.
En su casa la hora de comer, la siesta, las mamaderas, los pañales y los baños se sincronizan a la perfección mientras la modelo se entrega despreocupadamente a la cámara. Porque para seguir con su carrera de modelo –y ahora tambien de bailarina- y criar a Aitana (un año y diez meses) e Indio (dos meses y quince días), la modelo de Multitalent necesita imperiosamente de esa “mini pyme” que supo armarse. Más aún este año, que protagonizará desde junio su primer infantil en teatro, El arco iris de Rocío, de la mano de Reina Reech en el teatro Broadway, y que además volverá a participar desde este mes de Bailando por un sueño, su tercera vez en el concurso.
-Un gran desafío con Indio tan chiquito…
-Hace mucho que quería hacer alo de este tipo, pero no me llegaba ninguna propuesta tan copada. Se presentó ésta y dije ¡ya está!... Aunque los chicos sean chiquitos y tambíén haya cerrado para estar de nuevo en Bailando…
-¿Cómo te preparás?
-Es medio un caos… Pero me estoy organizando. Hace casi un mes que estoy ensayando mucho para el teatro, y ya arranqué con el entrenamiento para Bailando. ¿Lo bueno? A Indio me lo puedo llevar a todos lados, como una mochila. A la más grande tal vez no tanto… Aunque al teatro sí, porque le copa. Como es un infantil, donde todo es baile y canciones, le encanta.
-Tenés la experiencia de Pour La Gallery, junto a Aníbal Pachano, pero nunca hiciste un infantil. ¿Qué te suma?
-Hacer un infantil me recontra tentó, porque es otro público. Habiendo sido madre hace tan poco, estoy más conectada que nunca con los chicos. Además, el hecho de que lleve mi nombre –El arco iris de Rocío- es una doble responsabilidad. Vamos a estar en el teatro Broadway desde junio, al principio sólo los sábados y domingos. En julio probablemente haya función todos los días. Me encanta, porque es una coproducción de Reina Reech –quien además o dirige- con Ariel Diwan y Carlos Bacchi.
-¿Pensaste cómo te vas a organizar?
-Mayo va a ser caótico, porque voy a estar con los dos ensayos, Después veré… Lo mío funciona como una “mini pyme”. Siempre lo digo. Cuando la necesito, tengo a mi mamá ayudándome, y además, un montón de gente alrededor. Obvio que al tomar la decisión de aceptar el teatro me quemaba la cabeza pensar que iba a tener poco tiempo para mis hijos, pero la verdad es que puedo llevarlos a casi todos lados. Pensé que iba ser imposible, pero no lo es.
-Trabajo e hijos, organizados. ¿Qué sucede con la pareja?
-Los primeros meses después de ser madre son medio caóticos. No te voy a vender humo: cuesta encontrarle un lugar a la pareja. Tus hijos dependen de vos, son la prioridad, y la noche es un lío…
-¿Entonces?
-Cuando los dos están durmiendo la siesta, decís “¡es ahora!” y ponés el cronómetro para aprovechar el tiempo (risas). Le buscamos la vuelta, porque entre Nico y yo hay una atracción enorme y nos amamos incondicionalmente. Pero para mí –con Indio tan chiquito- todavía es complicado. Lo positivo es que como ya lo viví con Aitana, sé que después todo se acomoda, fluye y la pareja se encuentra.
-Además, solamente con el paso del tiempo y el reacomodamiento del cuerpo volvés a sentirte sexy.
-Sí… y ¡con cerrar la boca! Para mí, estar cómoda con mi cuerpo y sentirme sexy van de la mano. Durante el embarazo había comido mucho. Ni bien parí y me dieron el alta, dejé de comer y me puse a hacer ejercicio. Embarazada no me cuido y me libero totalmente, porque no me pienso embarazar dos mil veces. Van a ser dos o tres. De hecho, con Aitana aumenté veinte kilos, y con Indio, 18. Bajar es pura conducta. Comer, pero sin grasa, por ejemplo, y moderando las cantidades
-¿Ejercicio físico?
-¡Obvio! Yo no voy al gimnasio -¡no me puedo meter en un gimnasio!-, porque no me gusta y nunca me sentí cómoda, pero tomo clases de baile. Ya sea salsa, hip hop o lo que sea. Así transpiro el doble y uso todos los músculos del cuerpo. Siempre digo que adentro tengo una bailarina reprimida. Bailar me fascina, me hace bien al cuerpo y a la cabeza.
-Pero Bailando por un sueño, además de exigir desde lo físico es una gran exigencia mental: mucha exposicion, peleas… ¿lo vas a aguantar?
-Va a ser mi tercer año en el certamen. Hay momentos complicados y líos, pero nunca la pasé tan mal como para no aguantar. Siempre salí airosa y supe manejar las situaciones. Además, ahora estoy más plantada que los años anteriores. Ser madre te fortifica y asienta tus valores. El programa está buenisimo y hay gente copada.
-¿Hiciste amigas participando?
-La palabra “amigas” para mí es muy compleja; en mi mundo implica mucho. De este ambiente, sólo Luli Fernández es mi amiga. A ella le puedo contar mis cosas y que venga a mi casa. Incondicional. Después, tengo muy buena onda con muchas: Silvina Escudero, Juanita Repetto y tal vez alguna otra que en ese momento no se me viene a la cabeza. Chicas con las que puedo tener afinidad y quedarme horas hablando.
Producción: Mica Faiman.
Maquilló y peinó: Juan Manuel Cativa, para Mala Peluquería, con productos Pantene.
Agradecimientos: Natalia Antolín, Ricky Sarakany, Complot, Beleidades, Love Miutka, Mini Las Oreiro, Patisserie, Little Akiabara y Converse.
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