domingo, 21 de octubre de 2012

Revista Hola 2012/10/16

En su refugio de Rosario, donde se mudó hace un año
ROCÍO GUIRAO DÍAZ
“Desde que soy madre, mi ego paso a un segundo plano”


 La modelo posa junto a su marido, Nicolás Paladini, y sus dos hijos, Aitana e Indio, y habla acerca de su nueva vida y de cómo fue relegar su carrera para irse a vivir lejos de Buenos Aires
El cambio fue repentino. Rocío era la protagonista de uno de los shows más vistos del primer time de la televisión, la rubia adorada por las cámaras, y su carrera como modelo era cada vez más exitosa. Pero un día, a Nicolás Paladini (34), su marido y padre de sus dos hijos, le ofrecieron un trabajo en Rosario (donde nació) y juntos decidieron dar el salto y mudarse. Y no se arrepienten.
Rocío Guirao Díaz tiene 27 años, pero trabaja desde los 14, cuando una mujer la detuvo en el Unicenter Shopping para preguntarle si quería ser actriz. Entró a la agencia Elenquitos y empezó a trabajar en comerciales y a hacer participaciones en programas como Chiquititas. A los 18, se convirtió en modelo y ya nunca dejó la moda (hoy es parte de la agencia Muse) Estudió la carrera de técnico en Hotelería, pero nunca ejerció.
Su historia de amor cambió el curso de las cosas. Un día, conoció a Nicolás Paladini, y se enamoró a primera vista. A los siete meses de relación, quedó embarazada de su primera hija: Aitana, que ahora tiene 3 años y medio. Luego llegó Indio, de 1 año y ocho meses. En octubre del año pasado se mudó a Rosario y, desde entonces, sus prioridades cambiaron: ya firmó contrato para ser parte del elenco de una obra de teatro en Rosario, y en septiembre del año que viene planea inaugurar un espacio con su nombre en el que va a exponer desde vestido de Natalia Antolín hasta obras de arte. Luego de más de cuatro años de relación, en enero de este año, cuando los chicos ya eran más grandes, cumplió con un sueño que tenía desde chica: celebrar con una gran boda.

-¿Por qué decidieron casarse?
-Era algo que teníamos pendiente. Yo deseaba casarme por Iglesia, era un sueño, un anhelo que estuvo siempre, desde muy chiquita. Pero me parecía que hacerlo con panza no iba a tener el mismo efecto. Cuando Indio creció un poco, me puse a organizarlo. Nico tenía más familia acá que la que yo tenía en Buenos Aires, y decidimos trasladar a mis familiriares a Santa Fe para la boda. Nuestros hijos formaron el cortejo, así que fueron los grandes protagonistas. Aitana estaba feliz, era su fiesta.

-¿Siempre pensaste que ibas a ser madre joven?
-Sí, aunque no fui en busca de eso. La vida me sorprendió. Siempre me sentí muy madraza, de alguna forma me imaginaba que iba a ser una mamá joven.

-¿De qué modo te definirías como mamá?
-Soy muy cariñosa y compañera. No paro de besarlos y acompañarlos. Me parece que es fundamental, en especial en estos primeros años de vida. A mí me criaron así. Y eso hace que haya tenido la relación que tengo con mi mamá y que tuve con mi papá, como si fuéramos mejores amigos. Es fundamental el amor y el cariño, además de los límites, para que sean personas de bien.

-¿Sos muy estricta?
-No tanto. Soy relajada en algunas cosas, mis hijos están en el pasto, embarrados, potrean todo el día y no es que estoy atrás lavándoles las manos como loca. Pero pongo límites porque me parece esencial. Me encanta que se puedan sentar a la mesa, sean educados y que no hagan lío. Soy un poco hincha, pero hacen travesuras como todos los chicos de su edad.

-Cuál de los dos se parece más a vos?
-Indio. Aitana sacó el humor y el temperamento del padre. Es mas gruñona. El varón es más parecido a mí: dulce, colgado y con una paciencia infinita. Es supertolerante, se aguanta que la hermana lo pise, lo alce… El se parece más a mí.

-¿Te gustaría tener más hijos?
-Me imagino con un hijo más. Dos me parecen muy poquitos. En cambio, “tres” es un número que me gusta. Nico también quiere. Pero yo prefiero esperar a que Indio sea más grande, porque no me gustaría estar con dos nenes que usen pañales a la vez, porque ya lo pasé y fue un lio.

-¿Qué sentís que cambió en la pareja al ser padres?
-La pasión se corre de lugar y le da paso a una relación más equilibrada, que es lo que permite el día a día. Porque la pasión es un sube y baja constante. Lo importante es que haya un amor fuerte de raíz, que la base sea sólida. Si eso no estuviera, hubiésemos flaqueado en muchas oportunidades, pero tenemos claro que nos elegimos todos los días, y todo lo demás se acomoda. Solo así se logra sobrellevar los partos, los pospartos, los viajes, las distancias, podés atravesar todo.

-Te fuiste de Buenos Aires en el mejor momento de tu carrera. ¿Cómo lo viviste?
-En realidad, fue ideal para mí porque tenía un bebé muy chiquito y me había llenado de cosas para hacer. Aitana tenía muchas exigencias, y yo estaba pasada de trabajo. Cuando tuve el accidente en ShowMatch (sufrió un fuerte golpe en la cabeza durante una de las performances de baile que la dejó internada un día en observación), lo entendí como un parate que me pedía mi cuerpo. Cuando Nico me propuso venirnos a Rosario, fue genial. Lo único que hice fue dejar que sucediera y escuchar a mi familia. Todos los caminos conducían acá.

-¿Extrañás los flashes de la fama?
-Cero. Me cuesta mucho ir a las fiestas donde van los famosos porque no es un lugar en el que me siente cómoda. No extraño para nada. Cuando trabajo, me toca vestirme con ropa que me encanta, así que no perdí eso todavía. Y voy mucho a Buenos Aires porque, por suerte, me va muy bien.

-Te costó adaptarte?
-La mayoría de los que trabajamos en este medio tenemos un orgullo grande como una casa. Y cuesta mucho correrte del lugar que te ganaste porque pensás: “Me lo va a robar otro, o se van a olvidar de mí…”. Pero dejé un poco de lado el ego –en eso estoy trabajando desde que llegué- y hoy me dedico a hacer lo que me gusta, que es bailar, y, si lo puedo hacer cerquita de casa, mejor. Hoy mi única prioridad es la familia.

viernes, 12 de octubre de 2012

Ambito 2012/10/12


Encuentro con la modelo, actriz y conductora Rocío Guirao Díaz

Las islas Seychelles deslumbran al turista

«Gracias a mi trabajo, que comencé a los 14 años, pude ir a lugares exóticos que de otro modo no hubiera podido conocer», dice Rocío Guirao Díaz, que de transitar pasarelas del mundo como modelo pasó a conducir programas en televisión como «El garage», dedicado a automovilismo; participar en «Bailando por un sueño», y en teatro en el espectáculo «Pour la gallery» y la obra para chicos «El arcoiris de Rocío», y ahora anuncia que participará en una revista teatral que se estrenará en Rosario. Rocío Guirao Díaz, además de viajera consumada, es técnica en hotelería. Dialogamos con ella cuando participaba en un evento solidario para concientizar sobre el cáncer de mama.

Periodista: ¿Te lleva a viajar mucho el trabajo de modelo?

Rocío Guirao Díaz: Sí, gracias a Dios, porque soy una amante de los viajes y esa es la excusa perfecta. Viajar por trabajo es lo ideal, por lo menos para mí, sobre todo si tenés un tiempo para pasear, aunque sea poco. Yo esa combinación la disfruto mucho. Aunque es fantástico cuando se puede hacer sólo por placer.

P.: ¿Hay algún lugar que sientas especialmente tuyo?

R.G.D.: Tengo una tendencia a los lugares de playa, así que fueron varias las veces que me ha tocado ir a lugares exóticos como las deslumbrantes islas Seychelles en el océano Índico, al noreste de Madagascar, o poder pasear por Tailandia. Lugares que uno para irse de vacaciones no elegiría porque están todos a más de 40 horas de vuelo. Tuve la suerte de conocer destinos así por trabajo.

P.: ¿De chica ya viajabas?

R.G.D.: Bueno, comencé la carrera de modelo a los 14 años, así que apenas terminé el colegio mis papás me dejaron empezar a viajar sola, porque antes viajé mucho acompañada por ellos. Así que desde los 18 viajo por el mundo. Fue una compensación que me dio la vida porque de chica no había viajado y siempre me encantó eso de andar conociendo lugares, descubriendo ciudades, trepando por montañas o paseado por playas.

P.: ¿Qué ciudades te gustaron en esas andanzas?

R.G.D.: Muchas. París es extraordinaria, absolutamente inolvidable. Después hubo ciudades a las que volví muchísimas veces, como varias de los Estados Unidos. Fui mucho por trabajo a Nueva York, Las Vegas, Los Angeles, San Francisco. Ahora, que tengo dos hijos, Indio y Aitana, Miami es un lugar que me sienta bien para ir en familia.

P.: ¿Tanto como Nueva York?

R.G.D.: Bueno, casi. Acabo de llegar de allá. Me encanta. Y en esta oportunidad me fui con cuatro amigas. Un viaje inusual para una madre. Hacía mucho que no viajaba con amigas, creo que desde la adolescencia que no hacia algo así. Con cuatro amigas que también son mamás, nos dijimos: tomémonos una semana para nosotras. Fue un viaje de película. De esos así... adolescentes.

P.: ¿Y qué hicieron?

R.G.D.: Todo lo que no podemos hacer cuando estamos con los chicos. Dormir... (ríe). Pasear de forma totalmente distendida. Salir a comer de noche. Horas y horas de shopping sin tener que arrastrar un cochecito. Fue un viaje buenísimo, nos vino muy bien.

P.: De los lugares en los que estuviste, ahora que se acerca el tiempo de las vacaciones, ¿cuál recomendarías para hacer playa?

R.G.D.: Me parece que voy a tener que recaer en algo que ya es muy tradicional, pero viste que Miami es un lugar que comprende muchas cosas porque tenés para hacer un poco de compras, tenés clima tropical casi todo el año, las playas están buenas, ha crecido en cosas artísticas y hay mucho para ver, y para nosotros que tenemos un dólar que sube y baja, digamos que es un lugar que está bien, que creo que se ajusta a la mayoría de los bolsillos.

P.: Hablando de playas, ¿hacés surf?

R.G.D.: De chica me subí a la tabla y hacía un poco de surf. Ahora hace años que no lo practico, pero recuerdo el andar sobre las olas en Hawái, en Punta del Este. Eso sí, nunca fui profesional.

P.: ¿En la Argentina hay algún lugar de tu predilección?

R.G.D.: Salta. Soy fanática mal del norte, me encanta. Siempre que tengo la oportunidad voy a Cafayate. Empiezo en la ciudad de Salta y rumbeo para algún lado. Me recorrí toda Salta, por trabajo y por placer. Y del sur, mi lugar preferido es Villa La Angostura, es el que más me gusta de la Patagonia, si bien mantiene lo agreste tiene todo para vivir y disfrutar.

P.: ¿A qué viniste a la ciudad de Buenos Aires?

R.G.D.: Me llamaron para ayudar a concientizar sobre el cáncer de mama, es algo solidario y muy importante, así que cuando me dijeron de venir a apoyar la campaña que hace MACMA, el Movimiento Ayuda Cáncer de Mama, con el apoyo de Energizar, me pareció fantástico.

P.: ¿Cuáles son tus próximos proyectos?

R.G.D.: Voy a hacer teatro en la ciudad de Rosario. Me subo a una revista por primera vez. Me parece que se va a llamar «Brillante». Me pareció genial tener una propuesta de trabajo tan cerca de mi casa, es como redondo.

Entrevista de M.S.