domingo, 12 de febrero de 2012

Revista Luz 2012/02/12

Nota de tapa: Rocío Guirao Díaz


Luego de un 2011 algo difícil –que incluyó un confuso enfrentamiento con Reina Reech por una obra de teatro, desmayos y una feroz caída en pleno vivo de ShowMatch- la blonda decidió arrancar este año con todo y en dos  semanas se casará por iglesia con Nicolás Paladini, padre de sus dos hijos. Íntima, frontal y decidida, la modelo revela detalles de la ceremonia y de su nueva y bucólica vida en un campo de las afueras de Rosario.


“Casarme de blanco era un sueño pendiente”


Es resuelta. Muy resuelta. Y aunque Rocío bromea sobre el poder disuasivo de su marido (“luego de la crisis del año pasado, me agarró de los pelos y me llevó al campo”), a las claras se nota su mano firme en el vuelco que dio su vida. 


Recapitulemos: a comienzos de 2011, a sólo 4 meses de haber parido a Indio, su segundo hijo, la modelo se hallaba en plena fiebre laboral, actuaba en El Arcoiris de Rocío, una obra infantil dirigida por Reina Reech, y concursaba en el popular Bailando por un Sueño de  Show Match. En el vivo de ese programa, mientras realizaba una nueva performance, pasó lo inesperado: Rocío se desvaneció y golpeó muy duro contra el piso, debiendo abandonar los estudios en ambulancia. Y si bien fueron muchos los que especularon sobre su estado físico, ella mantiene hoy la posición que había sostenido en LUZ un par de semana antes del traspié. “Nunca estuve mal de salud. El desmayo, si bien me hizo pasar un momento horrible, fue un accidente más, consecuentes del stress y la acumulación de trabajo, pero no de una mala alimentación o de hábitos poco sanos. Mis médicos dicen exactamente lo mismo”, sentencia. Días después de ese incidente, sucedió el otro “golpe”: su repentina desvinculación del infantil que encabezaba en el Teatro Broadway. “Yo tenía una excelente relación con Reina Reech; la admiraba mucho, pero se terminó portando horrible conmigo, declarando mentiras sombre mi desempeño en la obra y echándome al aire aunque en realidad ni siquiera podía hacerlo ya que mi contrato había vencido esa misma semana. Sinceramente, no tengo idea de por qué se manejó así, yo sé que no le hice nada porque mi conflicto era con los productores (N.de.R.: había una disputa por el manejo de las entradas y el cachet), no con ella”, sentencia hoy en medio de una realidad bien distinta.
Instaladísima en Funes, una localidad rural donde su marido posee una estancia, cuenta: “En aquel momento, Nicolás sólo pensó en cuidarme y la verdad es que para mí fue esencial. La idea era ir al campo por un mes y a las dos semanas yo ya estaba decidida: “mudémonos acá”, le dije.
Y ahora está ansiosa Rocío. Lo está por su dilatada boda por iglesia. Si bien se casó por civil con Nicolás Paladini en 2008, recién el próximo domingo 26 será la tan esperada ceremonia religiosa, ante 250 invitados.

-¿Qué fue lo que descubriste en tu nuevo hogar de Funes?
-Que es mi lugar en el mundo. Es especial, tiene un espíritu de campo único, con calles de tierra y negocios chiquitos, bien de pueblo. Si bien extraño mucho a mi gente, el contacto que tengo y que tienen mis hijos (Aitana e Indio) con la naturaleza no lo cambio por nada. Cada vez que estoy en Buenos Aires me agarra pánico con sólo ver el tránsito y el humo de las calles.

-¿No fue un cambio muy rotundo para tu día a día?
-Y… te diría que tuve que volver a empezar, a arrancar de cero, sin trabajo, sin amigas… Pero de a poco me fui rearmando. Nico me presentó unas 60 novias de amigos (ríe), y con cuatro o cinco pegué mucha onda y empezaron a ser mi círculo de amigas. Aunque las de Buenos Aires mostraron cierto celos, ya logré que no haya reclamos; viajo bastante y me reparto bien con todas.

-¿No te aburrís un poco?
-No, venía de tanta locura que estar un par de meses parada me vino muy bien. Además, hace un tiempito que estoy con un proyecto que me tiene a full: voy a abrir en julio una academia de baile en la ciudad de Rosario. Me puse con todo: el local, los contadores, el staff de profesores…Obviamente que cuento con el apoyo económico de mi marido, pero lo cierto es que le estoy poniendo todo mi corazón.

-Y en el medio de tanto cambio decidiste pasar por el altar…
-Mirá yo siempre fui re-Susanita y casarme de blanco en una iglesia con Nicolás era un sueño pendiente que se venía postergando por distintos motivos. El nacimiento de Aitana, el de Indio y sobre todo la muerte de mi papá. Que de alguna manera fue un punto de inflexión que me había apartado de esa idea. Y… sí, para mí el casamiento tenía mucho que ver con él, no sólo porque siempre fui su fan número 1 sino porque anhelaba entrar de su brazo al altar. A mí me pegaba mucho su ausencia… (hace una larga pausa). En fin, los duelos son un proceso y evidentemente yo debo estar mejor ya que hace tres meses se lo planteé a Nico y él no dudó: “hagámoslo y entrá de la mano de tu mamá.” Pero apenas se enteró mi suegro me paró en seco y sentenció: “De ninguna manera, yo te llevo hasta el altar.” Lo vi tan decidido que me convenció enseguida. Nuestros hijos, junto a mis dos sobrinos, formarán el cortejo.

-¿Cerraste todo en apenas tres meses?
-Sí, no soy la típica novia que necesita un año y medio para resolver todo. En Rosario, además, sobran los lugares lindos y glamorosos para hacer la fiesta: todos mirando al río, con el puente Victoria detrás… Allá no es como acá que le damos la espalda al río, ese paisaje se aprovecha mucho.

-¿Sos una mujer romántica?
-Sí absolutamente y Nicolás también. Para Año Nuevo me cambió el auto y lo hizo de forma muy romántica: escondió el nuevo, lo llenó de flores y me dejó como sorpresa una cajita con las llaves adentro. Los dos somos bastante melosos.

¿El casamiento va a respetar ese estilo?
-¡Totalmente! Ya de por sí, una boda es cursi y yo quiero que la mía sea la más cursi de todas. A cada pregunta del wedding planner respondía que sí. ¿Querés tirar el ramo? ¿Vals? ¿Vestido de princesa? A todo dije que sí ¿Viste que ahora las chicas optan por vestidos más bien lánguidos? Bueno yo elegí uno que es todo lo contrario, me lo hizo mi amiga Natalia Antolín, tiene una cola muy larga y muchos volados. ‘Cúantas veces me voy a casar? Yo apunto a que sea una sola por lo que, si la hacemos, hagámosla con todo.

-¿Apelaste a algún canje?
No, cero canje. Al principio hubo un par de ofrecimientos de marcas, pero todo era con banners o cosas por el estilo y dije que no. No quiero que mi casamiento se convierta en una carrera de TC

-Hay un estereotipo que imagina a la novia detrás de cada detalle y al novio limitándose a decir “OK”. ¿Fue ese tu caso?
-Sí, yo elegí todo y él cerró los presupuestos. A mí no me gusta negociar números, no lo hago en mi carrera y menos lo voy a hacer para mi boda.

-¿Y qué cosas tenías como innegociables?
-Mmm… soy bastante flexible en general. Por ejemplo, a mí me gusta mucho la cumbia y cuando le dije a mi marido que quería contratar a un grupo de cumbia muy famoso que no quiero nombrar para no quemarlos (N. de R.: trascendió que se trataba de Los Wachiturros), Nicolás me bajó el pulgar piso facto. “¡Los saco a tiros!”, me dijo (ríe). Ahí tuve que negociar y acepté finalmente que sea una banda que hacer covers. Ya les pediré algún que otro tema de cumbia.

-Una foto grande de la pareja emulando una tapa de revista ficticia llamada Vanity Love como invitación. ¿Eso también lo propusiste vos? ¿Sabías que te iban a criticar?
-Sí y no me importa. Todo lo que me ofrecían me parecía un plomo, tarjetas en blanco o en marfil con las que no me sentía identificada para nada. Buscando por la web di con esa idea y me gustó. A Nicolás mucho no le consulté. Le dije que teníamos que sacarnos unas fotos en el jardín, las hicimos y mandé todo a imprimir. Después, cuando vio las invitaciones, mucho no podía hacer el pobre. “si a vos te gusta, está todo bien”, se convenció. Es un genio.

-¿Habrá luna de miel?
-No sabemos todavía. Muchos me dicen: “qué bueno, van a poder hacer un lindo viaje juntos!” y yo en lo único que pienso es que ni loca dejo a mis hijos solos tanto tiempo…La verdad es que en este momento estamos mucho más cerca de Disney que de una paradisíaca playa, por más linda soñada que sea.

-Por último Rocío, ‘sentís que esta boda es también una forma de revertir un 2011 algo difícil?
-Sí, el año pasado fue realmente muy complicado, no fue sencillo sobrellevar tanto maltrato inesperado. De mi lado siento alivio igual, porque nunc a me manejé mal, pero es duro escuchar tantas mentiras por la tele de parte de gente que creías conocer y querer. En algún punto, fue el año en el que más crecí y aprendí. Como vos decís: este 2012 lo arranco con fuerza, con casamiento y muchos proyectos profesionales, sobre todo en lo que a modelaje respecta.

-¿Creés que volverá el tiempo de la Rocío bailarina?
-Sí, claro. La gente de Show Match ya me ofreció estar en el certamen, pero les dije que si bien podían contar conmigo para cualquier reemplazo, no quería estar todo el año nuevamente. Prefiero seguir este 2012 en paz, con mi trabajo como modelo y recién arrancar con los proyectos artísticos más hacia fin de año. Lo más probable es que sea en Villa Carlos Paz, que encima me queda bien cerquita (sonríe). Ya hay varias propuestas concretas de las que no puedo hablar, pero sí te aseguro una cosa: será una temporada corta, de sólo 3 meses. Por más que me encante trabajar, ya aprendí que también tengo que cuidarme…

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