martes, 1 de diciembre de 2009

Rocío y Nicolás: Primer Aniversario

http://www.r-g-d.com.ar/casamiento.htm

Apenas los consagró marido y mujer, la jueza Silvia Murillo encendió el grabador que estaba pegado a su despacho. Y la música de “Imagine”, un clásico de Los Beatles, comenzó a sonar en el Registro Civil “Antonio Berni”, pegadito a la estación ferroviaria Rosario Central. Rodeados de amigos íntimos y familiares, Rocío Guirao Díaz (24) y Nicolás Paladini (30) terminaban de formalizar el primero de los dos capítulos de una boda que los propios protagonistas, hace tan sólo meses atrás, no se imaginaban ni en el más pretencioso de sus sueños.
El lunes 1 de diciembre amaneció nublado en Rosario, la ciudad donde la familia Paladini forjó su imperio frigorífico. Y quien fuera uno de sus principales fundadores, don Juan Pablo Paladini, fue el primer invitado en llegar al casamiento civil de uno de sus tantos nietos. Inseparable de su esposa, Ida Juana, el empresario no podía faltar a una de las bodas que más engrosarán el álbum familiar. Después de él, como respetando antigüedad y jerarquías, los muchos integrantes del clan siguieron sus pasos. Y llegaron sus tres hijas, Luisa, Alicia y Olga, las tías de Nicolás. Y su hijo varón, Juan Alberto Paladini, con su mujer, Graciela Espinoza, los padres del novio. En ese momento, a medida que avanzaba el mediodía, asomaba sus narices el contingente que se vino desde Buenos Aires para acompañar a la modelo de Multitalent. Como sus padres, Carlos Guirao Díaz y Laura Galdeano, o dos de sus mejores amigas, la fotógrafa Florencia Franchini y Millie Ortiz. También su manager, Tomás Darcyl, su diseñadora del vestido y su maquillador, Natalia Antolín y Juan Manuel Cativa, su tía, Amalia, y su primo, Diego.
Cuando los novios más se hacían rogar, la figura de Rocío iluminó el poco soleado mediodía. Embarazada de diez semanas, irresistible con un vestido blanco y negro de Natalia Antolín y calzado de Paruolo, la rubia llegó de la mano del hombre que, en tiempo récord, conquistó su corazón. A sólo dos materias de recibirse de ingeniero industrial, dedicado a un emprendimiento familiar en Córdoba, Nicolás estaba concretando lo que tanto soñó. “Desde el primer día que la vi supe que había encontrado a la mujer de mi vida -dijo el novio, un fanático de Newell´s al que este año, sin embargo, le dio poca bola por la revolución que se desató en su corazón-. Hace mucho que estaba tratando de acercarme a Rocío. Y en la vida es así, el que persevera, triunfa. De a poquito fui rastreándola, hasta que conseguí charlar con ella, por mail primero y después por teléfono. Y bueno, se hizo rogar como dos meses y medio. Como yo digo, fui remándola en dulce en leche”.
Vestido con look informal por sugerencia de su novia, Nicolás se sentó en la sala del Centro Municipal Distrito Centro. A su izquierda, sus dos hermanos y testigos, Juan Manuel (27) y Federico Paladini (31). A su derecha, Rocío y sus dos testigos, Florencia Franchini y Tomás Darcyl. Silvia Murillo, a cargo de la oratoria, puso énfasis en algunas frases. “La felicidad, la mayoría de las veces, es una conquista que depende de ustedes”, dijo antes de la entrega de alianzas con confesiones de los protagonistas. “Rocío sabe todo lo que pienso de ella. Es lo que siempre soñé”, tomo la palabra él. Y ella se animó a más: “Vos también sos lo que siempre soñé. Me haces muy feliz, y lográs enamorarme cada día más”.
Como en toda ceremonia civil, el beso de los novios desató los aplausos. Y las primeras felicitaciones, con declaraciones incluidas que hacen a la historia. “Meses atrás, todo esto era muy difícil de imaginar. Siempre le demostré lo que siento, y por eso creo que ella siguió confiando en mí. De golpe nos encontramos acá, formando una familia y formalizando. Para que en tan poco tiempo la haya elegido esposa y madre de mi hijo o hija, demuestra que Rocío superó mis expectativas” -dijo Nicolás-. “El es una persona muy pura, muy poco contaminada, súper tranqui. Me encanta, porque no tiene mi acelere y me puede bajar a la tierra. La verdad, ‘Nico’ llegó en el momento que menos lo esperaba. Es increíble, cuando no buscás las cosas, llegan, aparece lo que más vale la pena. Y cuando más las buscás, aparece cualquier cosa” -admitió Guirao-. Para darle un tinte coloquial, una de las tías del novio, Luisa, recibió con una chanza a la nueva integrante de la familia Paladini: “Bienvenida al loquero, Rocío”, fue su bocadito de humor.
El paso siguiente fue trasladarse al restaurante Muelle 1, en la costanera rosarina, donde los recién casados celebraron su vínculo con ochenta invitados. Rocío se tocaba su pancita de futura mamá, y contaba que, al revés de lo normal, perdió kilos en lugar de aumentarlos. “Como vomité y vomité, bajé tres kilos. Por eso el médico decidió internarme una noche, pero no fue nada. Igual, mejor estar con margen para los últimos meses, en los que engordás seguro. Soy de comer bien, y pienso seguir haciendo lo mismo”. Para incentivar su apetito, el menú ya estaba servido: ensalada tibia de pollo envuelto en tocino con rúcula y láminas de Parmesano, como entrada, más una opción de principal: lomo de novillo sin cintura de jamón, pastel de bróculi y zanahorias con tomillo, o salmón grillado con papas a la crema. Los vinos de Don Nicanor y el burbujeante champán Barón B entretuvieron a los invitados antes del postre, un cremoso de coco sobre húmedo de chocolate.
En una de las mesas, Natalia Antolín describía el vestido que todos elogiaban: “Es estilo años 50, bien al cuerpo, con el detalle de un cinturón en gipiure marcado a la rodilla. Está hecho en satén blanco con detalles en negro”. Y la novia, emocionada, adelantaba los próximos pasos del matrimonio: “El miércoles nos vamos a Miami de luna de miel. Y apenas volvamos nos ponemos a definir la casa en la que viviremos. Estamos buscando algo en San Isidro, esa es la idea. Y el año que viene, después que nazca nuestro hijo, se vendrá la gran fiesta en Buenos Aires. ¿O tienen ganas de venir de vuelta a Rosario?”, fue su pregunta que nadie se atrevió a responder.

No hay comentarios:

Publicar un comentario